sábado, 10 de abril de 2010

El león enamorado de la hija del labrador


Se había enamorado un león de la hija de un labrador y la pidió en matrimonio.

Y no podía el labrador decidirse a dar su hija a tan feroz animal, ni negársela por el temor que le inspiraba. Entonces ideó lo siguiente: como el león no dejaba de insistirle, le dijo que le parecía digno para ser esposo de su hija, pero que al menos debería cumplir con la siguiente condición:

"que se arrancara los dientes y se cortara sus uñas, porque eso era lo que atemorizaba a su hija".

El león aceptó los sacrificios porque en verdad la amaba.

Una vez que el león cumplió lo solicitado, cuando volvió a presentarse ya sin sus poderes, el labrador lleno de desprecio por él, lo despidió sin piedad a golpes

Recuerda: Nunca te fíes demasiado como para despojarte de tus propias defensas, pues fácilmente serás vencido por los que antes te respetaban


ACTIVIDADES:

1. ¿De quién se enamoró el león?

2. ¿Qué le dijo el padre de la muchacha?

3. ¿Qué intenciones tenía el labrador?

4.- Busca el significado de las siguientes palabras: feroz, digno, atemorizar, moraleja

5.- ¿Cómo actuó el león?

6.- Explica con tus palabras la moraleja de este cuento.

Fuente: http://www.pekegifs.com/cuentos.htm

jueves, 1 de abril de 2010

La princesa y el guisante

Érase una vez un príncipe que quería casarse, pero tenía que ser con una princesa de verdad.
De modo que dio la vuelta al mundo para encontrar una que lo fuera; pero aunque en todas partes encontró no pocas princesas, que lo fueran de verdad era imposible de saber, porque siempre había algo en ellas que no terminaba de convencerle.
Así es que regresó muy desconsolado, por su gran deseo de casarse con una princesa auténtica.

Una noche estalló una tempestad horrible, con rayos y truenos y lluvia a cántaros; era una noche, en verdad, espantosa. De pronto golpearon a la puerta del castillo, y el viejo rey fue a abrir.

Fuera había una princesa. Pero, Dios mío, ¡qué aspecto presentaba con la lluvia y el mal tiempo!

El agua le goteaba del pelo y de las ropas, le corría por la punta de los zapatos y le salía por el tacón y, sin embargo, decía que era una princesa auténtica.

«Bueno, eso ya lo veremos», pensó la vieja reina. Y sin decir palabra, fue a la alcoba, apartó toda la ropa de la cama y puso un guisante en el fondo. Después cogió veinte colchones y los puso sobre el guisante, y además colocó veinte edredones sobre los colchones.

La que decía ser princesa dormiría allí aquella noche.

A la mañana siguiente le preguntaron qué tal había dormido.

-¡Oh, terriblemente mal! -dijo la princesa-. Apenas si he pegado ojo en toda la noche. ¡Sabe Dios lo que habría en la cama! He dormido sobre algo tan duro que tengo todo el cuerpo lleno de magulladuras. ¡Ha sido horrible!

Así pudieron ver que era una princesa de verdad, porque a través de veinte colchones y de veinte edredones había notado el guisante.

Sólo una auténtica princesa podía haber tenido una piel tan delicada.

El príncipe la tomó por esposa, porque ahora pudo estar seguro de que se casaba con una princesa auténtica, y el guisante entró a formar parte de las joyas de la corona, donde todavía puede verse, a no ser que alguien se lo haya comido.

¡Como veréis, éste sí que fue un auténtico cuento!

ACTIVIDADES:


1. ¿Quién quería casarse?

2. ¿Quién abrió la puerta del castillo?

3. ¿Por qué durmió mal la princesa?

4.- Busca el significado de las siguientes palabras: magullada, astuta, auténtica

5.- ¿Cómo crees tu que debe ser una princesa?

6.- Pica sobre la imagen, recorta los dibujos, pégalos en una hija y escribe una frase debajo de ellos para que construyas tu propio cuento.


A tí, soñador/a te lanzo una pregunta: ¿cómo crees que deben ser las princesas?

Fuente: http://www.pekegifs.com/cuentos/cuentolaprincesayelguisante.htm